Bingo Zurbarán: sobrevivió a la crisis, a la Ley antitabaco y al juego online

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Su jefe de sala, Tomás Salguero, empezó a trabajar en el bingo Zurbarán con 18 años junto a su padre. Ha pasado por todos los puestos y ahora, a sus 40 años, es el jefe de sala del bingo más antiguo de la región. En 35 años de historia este mismo local situado en un bajo de un hotel que ha cambiado varias veces de gestores ha resistido la llegada del euro, la Ley Antitabaco, la crisis y la irrupción de todo tipo de apuestas por Internet, lo que ha dispersado a los jugadores. Ya existen bingos con pantallas táctiles, pero él asegura que el típico cartón de papel donde los jugadores van tachando los números con rotulador no morirá.

Actualmente quedan en la región ocho bingos: tres en Badajoz, dos en Cáceres, uno en Mérida, uno en Don Benito y otro en Plasencia. De cada cien euros que ingresa el empresario, la Junta de Extremadura recauda 18.

El bingo pacense del hotel Zurbarán abrió sus puertas un 28 de julio de 1981, por lo que ahora cumple 35 años, razón por la que ha obsequiado a sus clientes con una carta y un recuerdo.

El bingo es un juego con raíces en la época romana y en 1922 se prohibió en España, por lo que se jugaba de manera clandestina. Tras morir Franco, en 1977 una ley rehabilitó esta práctica y las salas se multiplicaron por todo el país.

En sus orígenes, el bingo Zurbarán de Badajoz tenía por delante la época dorada de este tipo de juego en el que no hay estrategia que valga, pues solo interviene el azar. Según Salguero, a finales de los ochenta había tantos clientes que se repartían números en la cola de la entrada y según salían jugadores iban entrando otros. El mayor premio data del 4 de septiembre de 1999. «Se había casado una pareja de Guadiana del Caudillo. En el salón del hotel se estaba celebrando la boda y los novios bajaron a echar un bingo. Era la primera vez que venían. Y fue con su segundo cartón. Lo cantaron en la bola 36 y la gente se levantó y se puso en pie para aplaudir. Pensaron que era normal que esto ocurriera, pero es que habían ganado un bote con el que se llevaron más de cinco millones y medio de pesetas. No los he vuelto a ver desde entonces», relata el jefe de sala, para quien lo normal es que los bingos se canten entre las bolas 58 y 70. Los premios rondan los 150 euros, entre 15 y 18 euros si se trata de una línea. «Si se canta un superbingo hay un bote acumulado y el último que dimos aquí fue de unos mil euros (…). Otra vez vi cómo una misma persona cantó seis bingos seguidos».

En un bingo entran en acción 90 bolas (están homologadas y hay que cambiarlas cada 2.500 partidas) y para cantar el premio hay que tachar las quince del cartón, que tiene 27 casillas en total. Hay 1.944 cartones diferentes y algunos de ellos tienen nombre propio, como ‘el gitano’, que se denomina al que tiene el número 45 en el centro. Cada cartón cuesta 2 euros (en Canarias, por ejemplo, vale 1,5 euros), si bien cuando el bingo Zurbarán echó a andar éste costaba 200 pesetas. Con los años subió a 300 pesetas y, según Salguero, con la llegada del euro se redondeó en 2 euros y este ‘pico’ repentino de más no gustó a muchos clientes, por lo que las cifras de asistencia decayeron. El siguiente gran hachazo llegó en 2010 con la Ley Antitabaco, que además se implantó en plena crisis económica.

Entre otros muchos efectos, esto acabó con algunas supersticiones, como quemar el cartón jugado en el cenicero antes de continuar. En cuanto a trucos para atraer la fortuna, Tomás Salguero los ha visto de todos los colores. «También hay jugadores que antes de cada partida dan una vuelta completa a la mesa. Otros traen cabezas de ajo, no dejan que el camarero se la limpie porque creen que se les va la buena suerte, e incluso hay parejas que vienen juntas pero se sientan separadas, así como gente que quiere siempre la misma mesa y hasta que no se queda libre no empiezan a jugar».

En la actualidad, en el bingo más antiguo de Extremadura trabajan ocho empleados sin contar los camareros que atienden a los jugadores. De media se juegan cien partidas en un horario que va de cinco de la tarde a tres de la mañana. La edad media ronda los cincuenta y hay mayoría de mujeres. Los días más fuertes con diferencia son el 25 de diciembre y el 1 y el 6 de enero, cuando la recaudación se multiplica por tres y por cuatro.

Reivindicaciones del sector

En la región existe la Asociación de Empresarios de Bingo de Extremadura (Aebex), a la que pertenece el bingo Zurbarán. Desde 2014 han empezado a remontar las cifras de un negocio cuya curva de recaudación descendía. En 2015 se vendieron en la comunidad 27.707.720 euros en cartones y el incremento de ventas respecto al año anterior fue del 22,3%.

Sin embargo, la Aebex tiene varios objetivos por delante. Por un lado, Salguero habla de combatir los bingos ilegales que se celebran en algunos lugares. Otro es introducir aquellas innovaciones y nuevas tecnologías que hayan aprobado en otras autonomías. Asimismo, quieren tratar con la Junta de Extremadura modificaciones fiscales de modo que se grave menos al empresario y que los premios para el público sean mayores.

Fuente: hoy.es