Carlos Duelo y Luis Miguel Cabeza de Vaca reclaman medidas urgentes para salvar el sector del Bingo
Con una carga fiscal altísima y una regulación extremadamente estricta, el sector del bingo en España ha caído un 50% desde el año 2007. Hace falta acometer reformas globales y no la adopción de pequeñas medidas que no hacen sino poner parches a una situación crítica.
Una de las grandes citas de la noche madrileña a finales de los 80 era la última partida del bingo Canoe. Antes de cerrar sus puertas, el emblemático local situado en el famoso Paseo de la Castellana entregaba un premio de un millón de pesetas, cifra enorme para la época, al agraciado que primero gritara aquello de «bingo».
Con 3.000 metros cuadrados, dos plantas y casi 150 empleados, el bingo más grande de España ha conocido épocas mejores. Desde 2007 la facturación se ha reducido a la mitad y los premios, en las aún concurridas noches de los fines de semana, no superan los 7.000 u 8.000 euros. Y eso los días buenos, en los que ponen en juego unos 80.000 cartones frente a los 30.000 cartones de una jornada laboral.
«Antes teníamos dos plantas en las que cabían más de 1.100 personas», asegura a EL MUNDO Luis Miguel Cabeza de Vaca, directivo de Codere, la empresa gestora del Canoe. Ahora en la sala de bingo apenas caben 700. «Hace unos años abrías la puerta y el local se llenaba solo. Era una locura», afirma.
La herida de este tradicional juego lleva sangrando desde el año 2007, cuando las caídas en todos los medidores comenzaron a ser preocupantes para la industria. En aquel año había en España 425 salas de bingo. Ahora mismo apenas quedan 300. «Es imposible mantener un sector con tanta carga impositiva y tan legislado», asegura Luis Miguel Cabeza de Vaca.
Todos los datos refrendan esa opinión: las cantidades jugadas en el bingo en España se han reducido desde los 3.661 millones de euros de 2007 a los 1.840 millones de euros a cierre de 2015, último año del que se tienen datos. En cuanto a los ingresos brutos, es decir, el resultado de restarle los premios entregados a las cantidades jugadas, la tendencia es la misma: los 1.365 millones de euros de 2007 se han quedado en apenas 573 en el año 2015. Y eso que el pasado año supuso un respiro para los números, gracias sobre todo a la mejora de la economía.
El empleo también se ha visto muy afectado. En España el sector del bingo generaba, en el comienzo del año 2008, 14.665 puestos directos de trabajo, que a finales del año 2015 sólo eran 7.890. Es decir, fueron destruidos casi 6.800 empleos, según datos facilitados por Cirsa y por el Grupo Orenes.
Los empresarios del sector se quejan de la falta de flexibilidad de la normativa en España. De las normativas, en realidad, pues cada Comunidad Autónoma tiene transferidas las competencias en materia del juego físico. La última reforma íntegra del reglamento del juego del bingo en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, data del año 2003. Desde entonces, sólo se han puesto parches pese a los enormes avances tecnológicos que se han creado desde entonces.
«Hay tendencias legislativas muy antiguas en el sector del bingo, pese a que comunidades como Madrid se hayan esforzado en mejorar», explica Luis Miguel Cabeza de Vaca. Lo obsoleto de algunas normas roza lo increíble, pues hasta hace unos años la ley dictaba cuántos empleados debía tener un bingo.
Altos impuestos
De media en España, los bingos pagan unos impuestos del 42% de sus ingresos, además del habitual Impuesto de Sociedades, el IVA y otro tipo de tasas comunes a cualquier empresa. La Comunidad con la tasa impositiva más alta es Asturias, superando el 50%, mientras que Ceuta y Melilla sobrepasan por unas décimas el 20% y son las menos gravosas en este aspecto.
Además, los bingos entregan de media en España un 65% de las cantidades jugadas en su sala en concepto de premios. De ahí nace otra de las quejas de los empresarios, pues entienden que se deberían legislar sobre un porcentaje mínimo de premios y no sobre un límite. «Nos gustaría entregar premios del 70% o el 75%, porque así atraeríamos a más jugadores», explica el director de Relaciones Institucionales de Cirsa, Carlos Duelo. Con 41 bingos en España, la compañía también ha recibido un fuerte golpe: en 2007 tenían más de 70 bingos repartidos por la geografía española. «Necesitamos fiscalidades nuevas con las que poder introducir novedades y atraer otro tipo de público para frenar la caída del sector», alega Duelo.
La solución está en innovaciones como el bingo electrónico o el bingo dinámico. Pero pese a que los empresarios están esperando a que las comunidades autoricen este tipo de modalidades, no creen que vayan a ser la panacea. «Son cosas complementarias, pero la salvación del sector sólo es posible con un cambio en la fiscalidad», explica el directivo de Cirsa.
Algunas regiones ya han dado ciertos pasos. Madrid ha regulado el bingo dinámico, y en País Vasco o en Canarias ya está autorizado el bingo electrónico. Esta última variante viene acompañada de una tasa fiscal de sólo el 20% de las cantidades jugadas. No está claro el número de salas de bingo que podrán celebrar el 40 aniversario de un juego que se implantó en España en 1978 aunque, de continuar la tendencia serán muy pocas.
Fuente: elmundo.es