Antonio, un vendedor de lotería: «Vendía rascas y me enganché»


Le ocurrió a Antonio —nombre ficticio— trabajador de una tienda de loterías, que se enganchó a los cupones y a los rascas. «Empecé a jugar con los cupones que me quedaban y no devolvía. Al principio era poco, pero fue a más y fui generando deudas económicas que no podía pagar», recuerda.

Esto ocurrió en 2004. Por aquel entonces Antonio no veía su adicción como un problema. «Yo creía que podía parar cuando quisiera pero no. Solo ves el problema cuando llegas a una asociación», explica. Le hablaron de Utaca y no dudó en llamar a su puerta. Salió de aquel obstáculo pero la vida le tenía preparado otro. «Estuve diez años limpio. En este tiempo no jugué a nada. Ni lotería de Navidad ni las máquinas de apuestas», explica, y añade que, poco después, «aparecieron los rascas» y esa fue su perdición. «Yo los vendía y me enganché. Un día me quedé con uno de cinco euros y pensé ‘¿por qué no?’. Tuve la mala suerte de queme tocaron 500 euros», revela.

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