BCN World sigue los pasos de otros grandes proyectos de juego y ocio que nunca llegaron a levantarse

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Veremonte, el grupo del promotor Enrique Bañuelos, ha iniciado su despedida de BCN World, el proyecto para crear un resort turístico con casinos en la Costa Dorada que promovió como alternativa a Eurovegas hace poco menos de dos años. Fuentes de la compañía explican que las relaciones con la Generalitat “se han enfriado” en los últimos meses y que ahora negocia con el resto de compañías implicadas, como la china Melco y la estadounidense Hard Rock. Con esas dos constituyó dos sociedades conjuntas que optan a dos de las cuatro licencias que la Generalitat concederá para operar casinos en el futuro resort.

La Generalitat ya hace tiempo que daba por hecho que Veremonte desaparecería del proyecto. Lo confirmó el pasado sábado Damià Calvet, director del Incasòl y coordinador del proyecto por parte de la Generalitat, cuando deslizó que los operadores importantes para el futuro del complejo que aglutinará oferta hotelera, comercial y de juego eran Melco, Hard Rock y Grupo Peralada, que son los que tienen experiencia en la explotación de casinos. “La clave son esos tres operadores de casinos, que aportan solvencia técnica y financiera y tienen un compromiso con el proyecto”, señaló. Ya el pasado mes de enero, a preguntas de este diario, Melco aseguró que su interlocutor, en lo que se refiere a BCN World, era la Generalitat y que su “presencia en el proyecto no se basa en ninguna participación de terceros”, una clara referencia a Veremonte. Una prueba del distanciamiento entre el grupo chino y el del promotor español es que, pese a firmar un contrato, Melco optó por pedir una licencia en solitario, además de la que so
licitó junto a la empresa de Bañuelos.

Veremonte presionó al Gobierno catalán para que le hiciera una ley a medida que rebajara los impuestos al juego y ahora mantenía esa presión durante la elaboración del plan director urbanístico (PDU), que regulará la edificación en el sector y se presentará previsiblemente en julio. Tras descartar ejercer la opción de compra por los terrenos que albergarán el complejo, la compañía señaló que no podía realizar esa inversión sin garantías de poder desarrollar un proyecto viable económicamente.

El problema era otro. Le habían cortado las alas para obtener importantes ganancias con la venta de los terrenos que se comprometió a adquirir a La Caixa y, también, de la venta de sus participaciones en las dos licencias a las que aún opta. La especialización de Bañuelos en obtener plusvalías financieras de expectativas inmobiliarias se había ido al traste, de ahí que empezara la retirada.

A partir de ahí, la Generalitat tomó el control de la situación completamente. Tras aprobar la ley a medida con el apoyo del PSC, elabora el PDU, prepara el concurso definitivo de las licencias de casino y se hacía con el control de los terrenos donde se levantará el proyecto, junto a PortAventura.

Para hacerlo posible, está buscando otros grupos que se puedan hacer cargo de las inversiones necesarias para levantar el complejo. El Gobierno de Artur Mas, en el fondo, intenta salvar un proyecto polémico pero que le permitió salvar a tiempo la imagen de derrota que en septiembre de 2013 suponía que Eurovegas se promoviera en la Comunidad de Madrid y no en Cataluña. La presentación oficial del proyecto la presidió el propio presidente de la Generalitat con el controvertido Enrique Bañuelos —en la primera foto que se hacía en España tras el descalabro de sus negocios inmobiliarios— y el presidente de La Caixa, Isidre Fainé.

Bañuelos se ha caído ya de la foto, aunque le quedan por resolver algunos flecos: cómo sale de las sociedades que comparte con Hard Rock y Melco y si puede recuperar parte de los recursos invertidos hasta ahora en BCN World, que ni se llamará así.

Fuente: elpais.com