CEJ urge de las CCAA una fiscalidad del 10% para evitar un cierre de salas de bingo en cadena

La XLI Asamblea General de la CEJ comenzó con un minuto de silencio y un sentido homenaje a su presidente de honor, José Luis Iniesta, recientemente fallecido. Ambiente afligido por la pérdida de uno de los principales dirigentes históricos del bingo en España, coincidiendo con el triste balance de este popular juego en 2020: cerca de un 60% de caída de ventas en relación con las del pasado año en muchas de las CCAA. La pandemia ha sido la culpable, el empujón que faltaba para poner al bingo al borde del abismo.

Por esa razón, la asamblea de la patronal del bingo aprobó una moción para dirigirse a las CCAA y enviarlas un último SOS en la confianza de que esta vez sean escuchadas sus peticiones. Y es que sin el apoyo de las comunidades autónomas el bingo no tiene futuro.

“Volveremos a explicar a los poderes públicos – dice Fernando Henar, presidente de CEJ- que nuestra actividad no puede soportar una fiscalidad superior al 10%. Lo tenemos bien estudiado, se lo hemos requerido muchas veces, pero no se nos hace caso.”

“Tenemos una sensación de desamparo, añade el presidente del subsector del bingo, como si no fuera con ellas. Y si no nos ayudan, las CCAA también se ven perjudicadas en las tasas de desempleo y dejan de ingresar unos impuestos que podrían dedicar, como hasta ahora, a obras sociales y sanitarias”.

En este sentido, las cuentas de la CEJ son claras: solo por tasas no percibidas este año, los gobiernos autónomos dejarán de ingresar 150 millones (bingo y máquinas) debido a la caída de las ventas. Las peticiones también se centran en exenciones, bonificaciones y aceptar cambios en el juego para hacerlo más atractivo a los jugadores. “Pero ya no buscamos aplazamientos en las exigencias tributarias, ahora lo que necesitamos son exoneraciones. Si no las salas caerán una tras otra, como fichas de dominó”, destaca Henar.

La CEJ, que agrupa a 21 asociaciones del bingo en España, tratará de convencer a los responsables autonómicos de que el futuro del bingo depende de lo que se resuelva en los próximos meses, sin prorrogas ni aplazamientos. Un camino difícil, pero con buenos compañeros de viaje, como son la CEOE y los sindicatos. Muchos empresarios y trabajadores que penden de un hilo.