Cómo hacer de las apuestas hípicas un medio de vida

Hipicas

Las apuestas no solo implican la posibilidad de pasar un rato de ocio viendo un evento deportivo y ganar un dinero en caso de acertar el pronóstico. También pueden ser una profesión y hacer de ellas un medio de vida.

Es el caso de un joven británico afincado en España que responde a las iniciales de MH. M.H (prefiere mantenerse en el anonimato) puede tirarse horas hasta que se cerciora de que su apuesta será caballo ganador. Este joven británico que se instaló en España hace veinte años buscaba vivir bajo el sol, beber cerveza, pasear con su cochazo y comer pescaíto sin tener que matarse a trabajar. Lo consiguió. Es un profesional de las apuestas de caballo, una cultura enraizada en Inglaterra y que está ganando numerosos adeptos en España. El inglés está exultante, para él es un gran día: 10.000 euros gracias a Lionel, el caballo por el que apostó. Paga la abultada cuenta y se levanta porque «tiene una carrera a las 20:00h».

Le acompañamos hasta su casa -y también centro de trabajo-. El británico vive de las apuestas online y, como si de una jornada laboral se tratara, trabaja 8 horas estudiando el caballo, la pista y hasta qué tipo de arena es la que se encuentra en el terreno. Su salario tras pagar a Hacienda es de 40.000 euros anuales. Es un verdadero trabajador de las apuestas.

Entramos en su salón y una mesa gigante con dos ordenadores portátiles y una torre de control conectada a un monitor de 42 pulgadas reciben a los invitados al hogarwork. Al lado de unos apuntes a boli hay varios paquetes de dulces industriales en su basura, unos snacks tirados y una botella de champán sin gas. M.H. se sienta y el mundo exterior ya no existe para él. La carrera va a comenzar. Pregunta a sus invitados si quieren jugar. «No me responsabilizo de que pierdan el dinero, pero estoy seguro en un 92% de que King será el primero en rebasar la línea de meta». Lo cierto es que el equino no es el favorito. De hecho, el jugador profesional deja entrever cierto nerviosismo. «Esto es así siempre, hay que estar muy preparado psicológicamente para vivir de las apuestas, sé de gente que en el hipódromo en directo le ha dado un infarto porque lo ha perdido todo».

Se escucha el disparo de salida. Se ha jugado 2.000 euros y King va cuarto, la carrera va a finalizar en cualquier momento, apenas han pasado dos minutos. Los invitados han invertido 50 euros por cabeza. La tensión va en aumento, pero el inglés sigue sentado sin moverse, como si estuviera congelado. Quedan cinco segundos y en el último, casi como por arte de magia, King se pone el primero y, finalmente, gana… Y M.H. también: 3.000 euros en tres minutos y 22 segundos y sin pestañear. King ha llegado a su meta, pero para el británico no es el final. Mañana a las siete de la mañana volverá a mirar cara a cara a «sus caballos» sin saber nunca con certeza si ese día su dinero se desintegrará por un centímetro de distancia en la línea de llegada.

Fuente: libremercado.com