Cuando no haya nada que cerrar porque nada habrá reabierto


La hostelería es segura; los empleados cumplen con las medidas protocolarias; se cumplen las distancias; se desinfecta todo. El problema no está ahí. Está en los jóvenes que se mezclan a cientos, sin distancia de seguridad, sin desinfectante, sin mascarilla… y luego vuelven a sus casas… y se juntan con sus familiares… y se vuelven a juntar con otros familiares y… así estamos como estamos. 

La hostelería es responsable en todos los sentidos. Es la que tiene que perder. Es la que quiere que por encima de todo, no haya contagios. Y no los hay. Se ha demostrado que no es foco de contagio sino todo lo contrario

Nos cansamos de oír la frasecita de “si haces siempre lo mismo, obtendrás el mismo resultado”. Qué cierta es!!! Y no hacen caso y siguen y siguen… Pero claro ¿cuál es el camino fácil? El cierre. Cerramos hostelería, establecimientos de juego, etc; confinamos y, problema resuelto. Dentro de dos semanas, los jóvenes vuelven a su actividad normal (o más bien anormal con la que está cayendo) y otra vez los rebrotes… y otra vez a cerrar… hasta que no haya nada que cerrar porque nada ha reabierto.