El sueño de una oferta completa de juegos de azar en Brasil se desvanece

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El inesperado rechazo en el senado brasileño al proyecto para legalizar el juego en el país ha cerrado las puertas a la opción de una completa oferta de juego y ocio. La carta en la manga de quienes quieren la regulación, se basaba en la generación de empleos y la recaudación, sin embargo, no ha sido argumento suficiente para modificar el statu quo actual. Ahora avanza la aprobación solo de los casinos.

A pesar del rechazo al proyecto de ley en la Comisión de Constitución y Justicia del Senado (CCJ), hay empresas que todavía están movilizándose y reuniéndose con políticos y funcionarios para tratar de que se apruebe. Sin embargo, al parecer la ley no saldrá tan pronto ni será tan amplia como se esperaba.

Durante las últimas semanas varios grupos económicos, sobre todo aquellos que manejan las empresas de casinos más grandes del mundo, llegaron a Brasil para entrevistarse con parlamentarios, con el titular del Ministerio de Hacienda, representantes del gobierno en la “Casa Civil” y del ministerio Público, para presentar sus proyectos.
No sería descabellado pensar que, la falta de consenso en el congreso en cuanto a la aprobación de la ley, pueda responder a los intereses creados en torno a la fuerza del lobby que están haciendo las empresas. El mismo secretario de acompañamiento fiscal de Hacienda, Mansueto de Almeida, reconoció que desde hace dos años los poderosos empresarios de los casinos llegan a Brasil para informarse de lo que está pasando en relación al juego y no tienen empacho en mostrar cierta desesperación ni de preguntar de forma insistente cuán rápida será su implementación.
Mientras tanto, el gobierno brasileño, si bien está muy interesado en que la ley salga de una u otra manera, por ahora no está interviniendo en el debate y sólo quiere presentarse como un regulador respetuoso con las instituciones.

El gobierno sabe que una vez legalizados, los juegos deberán ser monitoreados y tomar todo el cuidado del mundo en su fiscalización y transparencia. Los analistas creen que en primera instancia se aprobarán y legalizarán solamente los casinos.
Y esto parece tener una lógica más allá de la fuerza del lobby de los casinos. En primer lugar porque legalizar los casinos está estrechamente ligado al fomento del turismo y mucho mejor visto por los sectores más conservadores del congreso, como los religiosos. Y en segundo, porque fiscalizar casinos es mucho más fácil para el gobierno que monitorear toda una batería de modalidades y, además, están convencidos de que las empresas como Las Vegas Sands no van a arriesgar sus licencias por irregularidades en la operación.

También, es cierto que las instituciones brasileñas no están preparadas para fiscalizar de un día para el otro cientos de locales, máquinas, bingos y empresas de apuestas deportivas. Según dijo el mismo Almeida, para ampliar el mercado de juegos habría que formar una nueva agencia reguladora, porque el departamento hoy por hoy sólo tiene 18 personas destinadas a fiscalizar las loterías.

Por ello, el concepto de una legalización amplia asusta a todos los sectores el gobierno, como así a los fiscales y a las fuerzas del orden, que piensan que serán desbordados y que no serán capaces de hacer frente a la regulación en todos los órdenes. Los millones de reales en concepto de impuestos ni los cientos de miles de los tan necesarios puestos de trabajos, parecen seducir a aquellos que piensan que la legalización total será como abrir la jaula a una bestia a la que no podrán dominar.

Fuente: eldiario.deljuego.com