La máquina tipo “B” para hostelería: el motor de nuestra industria (PARTE I)

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En este momento de “terremoto”, “tsunami” “pánico generalizado” “ludopatía sin control…” que se vive desde el punto de vista de la percepción social del juego, la publicación del Anuario del Juego en España nos permite realizar una especie de parón (mental) y dedicar un rato diario (es una información que conviene leer con calma y recrearse en algunos datos), a lo que realmente importa: ¿Qué aporta la máquina tipo “B” para hostelería? ¿Qué aporta esta industria? ¿Qué aportan nuestros fabricantes? Lo dice el propio anuario, en una frase que gusta, que es cierta (se ampara en datos objetivos) y que tiene impacto:

“Las máquinas tipo “B” en hostelería son el tipo de juego más importante en términos económicos, junto con el Sorteo de Navidad”.

Pues no solo lo son en términos económicos; lo son porque forman parte de nuestra historia, de nuestros bares, de nuestra sociedad. Y porque aportan, aportan mucho… Lo han defendido nuestros históricos Lao y Franco en repetidas ocasiones y con razón.

Por suerte, ya tenemos un ASESFAM, que integrado por los fabricantes nacionales más importantes de nuestro país (nada menos que el 75% de la industria de la fabricación de máquinas en España), y dando continuidad a la labor que llevó a cabo durante años FACOMARE, va a defender esta industria con el esfuerzo y dedicación que merece. Va a defender el modelo que nos ha llevado hasta aquí y que nos va a permitir seguir viendo, año tras año, datos que demuestran que la “B” de hostelería domina el sector.

Empezamos a leer el apartado relativo a nuestra “B” y sentimos, como mínimo, RESPETO (y cierta melancolía, no lo podemos negar). El subsector está a la cabeza del juego privado en España, la aportación en tasas año tras año es elevadísima, y son muchas las familias que viven gracias a esta máquina.

La “B” para hostelería no presume, no viene con alardes de grandeza. Está ahí, silenciosa, discreta, esperando, como dice el anuario a “ese cambio de alguna consumición” para alegrarle el día a alguien.

Hasta aquí, la primera parte.