La prohibición demostró ser inútil una vez más

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Leemos estos días como el consumo de tabaco se ha incrementado hasta superar niveles previos a la aprobación de la nefasta Ley antitabaco (y decimos nefasta porque no aportó nada y quitó mucho). Pero no es momento de valorar lo que hizo la Ley, sino de reflexionar sobre el efecto de prohibir. Siempre hemos dicho que mejor formar y prevenir, que prohibir, porque esta última acción, además de resultar inútil, puede tener efecto contrario al deseado, es decir, que se incremente el consumo del producto prohibido.

Y es que, según datos del XII Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) 2017-2018, presentado por la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, y la delegada del Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, el consumo de tabaco en España ha sufrido un repunte de un 3 % en los últimos dos años, que ha provocado que las cifras de fumadores sean similares a las de 1997, un «cambio de tendencia» sobre el que la ministra de Sanidad ha mostrado su preocupación. Un 5 % del incremento experimentado en los últimos dos años está protagonizado por chavales que han comenzado a fumar. El Ministerio prepara una campaña preventiva dirigida, sobre todo, a evitar el inicio del tabaco entre los más jóvenes.