Las carreras de caballos volvieron a Madrid ante casi 6.000 espectadores

Hipodromo Zarzuela

Madrid tenía hambre de carreras. 5.700 personas acudieron el domingo a la cita dominical, completando el aforo del Hipódromo de la Zarzuela. Después de una dramática primavera y con el sector roto en una complicada guerra de intereses, el recinto de la Cuesta de las Perdices recuperó el pulso con una jornada de siete carreras y un programa de auténtico lujo, con 187.500 euros repartidos. Sin embargo, hasta hace sólo un mes parecía imposible que comenzase la temporada de otoño en el recinto madrileño.

El último coletazo de una crisis iniciada en noviembre de 2014 fue la búsqueda de un nuevo regulador, después de que la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar de España, encargada de organizar las carreras, dejara de estar legitimada en La Zarzuela al entrar en concurso de acreedores. La creación de un nuevo organismo, el Jockey Club Español, lo hizo posible: los aficionados pudieron apostar a sus favoritos en las primeras competiciones de la temporada. Afortunadamente, el sol acompañó después de una semana de nubarrones.

Los adictos al turf son un público muy fiel, que no desea su desaparición. Muchos aficionados cabeceaban ayer, pesarosos, al hablar del conflicto de los meses pasados. La lucha interna, la migración de caballos a Francia, la pérdida de trabajo para muchos profesionales y la dejadez de los medios de comunicación hacia este deporte eran los puntos del cuaderno de quejas de Mariano Ramírez, un asiduo de las carreras. El público criticaba ayer al unísono la paralización del sector. Prácticamente nadie era ajeno al drama vivido este año.

Entre los empleados había sonrisas de alivio. Un mozo afirmaba que en las semanas precedentes no había perdido la esperanza de ver en marcha la temporada. Jaime Gelabert y Nicolás de Julián, dos jockeys aprendices de 18 y 21 años respectivamente, coincidían en la opinión de que los verdaderos afectados por la crisis han sido ellos, los profesionales. Ya que el sueldo de los propietarios y los mandatarios del recinto no dependen exclusivamente de la actividad. Los jinetes han sufrido la «bancarrota total», ya que viven del porcentaje de premios ganados. Pero «la alegría de la reapertura ha sido inmensa», dice Gelabert. «La verdad es que nunca había visto el hipódromo tan a rebosar. Es emocionante», concluye el joven deportista con una gran sonrisa antes de salir a competir.

Faina Zurita, presidenta del recinto, cree que después de esta larga travesía por el desierto, ya están puestos los cimientos para empezar a construir: «Salimos fortalecidos de la crisis. Solo hay que ver la respuesta del público: esto es un éxito sin precedentes», comenta orgullosa.

Aunque es cierto que el domingo se batió un récord histórico de público en la reapertura del hipódromo, aún queda por delante una costosa labor de recuperación de los estados de ánimo y confianza en el sector, que solo fructificará con mucho trabajo y la mirada puesta en el futuro. Como escribe Julio Díez en el editorial de la revista «A Galopar»: «Lo importante ahora es volver a darse la mano en La Zarzuela, ese templo que nos reconcilia con todo».

Fuente: abc.es