Egasa se consolida como líder gallego del juego privado
Egasa ha logrado situarse por delante del imperio gallego Comar, formado por más de 60 empresas, con 29 casinos en España, República Checa y República Dominicana. El vuelco sucede pese a que Comar, la empresa fundada en 1984 por José Collazo Mato, se ha sabido mover por el mundo. Posee bingos y salas de juegos en España y Eslovaquia, explota 6.165 máquinas recreativas y de azar en Galicia, Asturias, Castilla-León y Madrid; tiene intereses en el sector turístico de varios países, hoteles, restaurantes, el palacio de congresos de A Coruña, aparcamientos, empresas de seguridad privada y promotoras inmobiliarias. Pero los vientos no soplan a su favor.
El proyecto de Egasa, iniciado hace más de 30 años por los hermanos José y Alfredo González Puentes, ha ganado dimensión. La operación de compra del Casino de La Toja este año ha situado a la empresa definitivamente en el mapa. El emblemático establecimiento de juego grovense volvía a Galicia quince años después de que el Banco Pastor decidiera vender al grupo Cirsa la totalidad de las acciones de la sociedad que lo gestiona. La familia Lao, propietaria de dicho holding catalán, optó por desprenderse del 50% del capital del casino y cederlo a los González Fuentes dentro de un acuerdo más amplio por el cual comparten diversos intereses.
La Toja, un casino creado en 1978, en los albores del juego tras el franquismo, no es un negocio nuevo para los González Fuentes. Su actividad en este sector comenzó con la participación en los casinos de Mallorca y Bilbao, junto al Grupo Nervión. También obtuvieron licencias para operar en Chile y Croacia. De acuerdo con la compañía, con la ampliación de licencias en Chile, «licitamos y conseguimos el casino de la ciudad, eminentemente minera, de Copiapó, que forma parte del centro integral de entretenimiento Antay Casino & Hotel». Paralelamente, el grupo ha entrado en el mercado croata con la marca Golden Sun Casino y hasta ahora ha abierto ya tres: dos en la capital, Zagreb, y un tercero en Dubrovnik.
En la actualidad, Egasa está inmersa en un ambicioso plan de expansión que finalizará, en su primera etapa, a finales del año 2012, cuando cuentan con abrir entre seis y diez casinos en Centroeuropa y Latinoamérica. Las prioridades son Chile, Colombia, Perú, Panamá, Croacia y otros mercados emergentes, «donde estamos trabajando en proyectos singulares con casinos que comienzan a ser ya una realidad», mantiene el grupo. Estos centros, compuestos de hotel y casino además de otras áreas de entretenimiento, «son la clave» de su desarrollo.
Egasa, propietario de la madrileña cadena de restauración Nebraska, ha entrado en el mundo de las apuestas deportivas en España con la marca comercial Betplus. La compañía tiene en España más de 60 salones de juego, 1.697 trabajadores y facturó el año pasado 192 millones. Ramón Gento, director financiero de Egasa, resta importancia a las dimensiones grupo y recuerda que «los planes de expansión, debido a la situación económica, se revisan de una forma constante, pero si hay un proyecto integral importante actualmente es todo lo que estamos desarrollando en Chile, que se inauguró en 2008, pero del cual completamos ahora todas las etapas».
Su competidora Comar no mira a los lados, sólo hacia adelante. «Generamos 1.204 empleos directos, nuestra experiencia avala el éxito del grupo», señala el director de casinos, Enrique Berbel. Reconoce el daño que le están haciendo las apuestas por Internet, un negocio apenas regulado cuyos hilos se mueven normalmente desde paraísos fiscales. «No hemos entrado ahí», señala Berbel. Tampoco son ajenos al juego ilegal. Cada vez es más común encontrar partidas organizadas a lo ancho y largo de la geografía española que se difunden en Internet a través de las potentes redes sociales.
En Comar siguen trabajando como hasta ahora, presentándose a cuanto concurso hay para conseguir más adjudicaciones de casinos. Sucedió con el del Sardinero, en Santander, en plena década de los noventa, y volvió a pasar en Salamanca, cuando el equipo de José Collazo Mato se hizo con la adjudicación de la licencia en la ribera del Tormes, al filo del 2000, en dura pugna con una oferta local, la del grupo de Juan José Hidalgo, salmantino él, dueño de Air Europa y Viajes Halcón. La decisión de la Junta de Castilla y León, entonces presidida por Juan José Lucas, de conceder el casino charro a Collazo generó tal polémica en Salamanca que el propio Hidalgo anunció que cambiaba la sede de sus empresas tras declarar que la decisión era arbitraria porque perjudicaba a un empresario local «a cambio de primar a otro de fuera».
Durante los últimos años, y al tiempo que cuidaban sus inversiones en Latinoamérica y el grupo se diversificaba hacia el sector inmobiliario, no sin polémicas recalificaciones, José Collazo ha estado preocupado por otra de las plazas en las que opera con un casino: Zaragoza. El Gobierno de Aragón soñó durante años con levantar en pleno desierto de Los Monegros un mastodóntico proyecto de ocio con nada menos que 32 casinos, 70 hoteles, 232 restaurantes, 500 comercios, y hasta un hipódromo, campos de golf y parque de atracciones en lo que se definió como el complejo Gran Scala. La iniciativa fue presentada en su día con gran boato por un grupo de inversor conformado por doce empresas extranjeras agrupadas en el consorcio International Leisure Development (ILD). El proyecto confiaba en atraer, según sus promotores, hasta 25 millones de turistas al año, ni más ni menos que la mitad de los que recibe actualmente toda España.
Si Collazo respiró tranquilo cuando comenzaron los problemas de financiación de Gran Scala, un proyecto que amenazaba con dejar en reducido a la mínima expresión su casino zaragozano, apenas tuvo tiempo de rearmar su equipo cuando su primer ejecutivo decidió abandonar el grupo coruñés, algo que sucedió a mediados del año pasado.
Carlos Andrés García Morales, uno de los principales apoyos del dueño de Comar durante los últimos veinte años, optaba por emprender en solitario su actividad profesional después de haberse consolidado como el hombre fuerte de Collazo en el sector del juego.
Las ganancias bajan 475 millones
En Galicia hay 11.850 máquinas tragaperras, 16 bingos y dos casinos, el Atlántico de A Coruña y el de La Toja. En 2007, recién llegada la crisis, la recaudación comenzó a resentirse (ese año descendió un 17%), pero nada hacía presagiar el descalabro que el Ministerio del Interior acaba de dar a conocer en su Informe anual del juego.
Excluyendo el negocio de Loterías y Apuestas del Estado y la ONCE, que apenas varió, el juego privado pasó de facturar casi 1.000 millones a 475. La caída, del 49%, es la mayor registrada por una comunidad autónoma española. Desde la Consellería de Presidencia, apuntan a que la culpa la tiene el mal momento económico y matizan que los datos estadísticos pueden esconder alguna desviación.
Las populares máquinas tipo B, que ofrecen premios instantáneos en metálico, facturaron moneda a moneda 346 millones, un 56% menos. En un año se retiraron por diversas causas 188 aparatos. Su recaudación media ronda los 13.000 euros anuales.
En el bingo la crisis también se dejó notar. Con un establecimiento menos que en 2008, el juego en cartones se llevó 95 millones, un 15% menos. Mejor suerte corrieron los casinos, que facturaron 37 millones de euros, lo que representa un retroceso de un 1,3%.
El juego en España mueve 30.000 millones de euros y emplea de manera directa a 100.000 personas. Según la regulación actual, de cada 100 euros que se invierten se devuelven 69 en premios. El porcentaje de retorno mayor está en las tragaperras (la media es del 80%, aunque varía según los impuestos autonómicos). Los bingos reintegran el 63% de las cantidades cobradas.
Fuente: elpaís.com