El Bingo en Castilla y León reclama medidas urgentes

El Cantar un bingo hoy es mucho más fácil: la falta de clientes ha ampliado las posibilidades de los jugadores que, sin embargo, se toparán con un bote mucho menor. Esas dos cuestiones, unidas directamente a la carestía del juego provocada «por la alta fiscalidad», han llevado a una situación de «quiebra técnica» a más de la mitad de las salas de bingo existentes en Castilla y León, hoy en día 21. Este sector da trabajo actualmente a cerca de 1.200 personas en la Comunidad.
«Es excesivamente caro porque no es normal que tribute tan alto [20% por cartón según la Consejería de Hacienda]. Eso hace subir el precio y no llama la atención», explica Jesús Serrano, asesor jurídico de la Asociación de Salas de Juego de Castilla y León. «Esto está llevando al cierre a entre el 50% y el 60% de las salas de la Comunidad», añade.
Según esta asociación en la que se agrupan los salones de juegos en los que hay dinero de por medio, «la recaudación ha caído cerca de un 40% en los últimos años». Aseguran, además, que los propietarios de las salas están «cansados» de no contar con las reglas del resto de juegos o salones, como las máquinas y los casinos, que tributan menos, o de los juegos on line, que aún no pagan impuestos fiscales. En este aspecto, Castilla y León tiene todas las papeletas para contar con la primera legislación sobre esta cuestión, a falta de que la Consejería de Interior y Justicia finalice la regulación. Pilar del Olmo, consejera de Hacienda, afirma que ya han finalizado su parte y que será «a finales de este año» cuando esté lista la ley.
Los bingos además cuentan con un problema añadido: la escasa renovación. A estas salas suele acudir un público de edad más avanzada, y «apenas llama a la juventud». «La enorme fiscalidad y que los propios empresarios no apuestan por modos más modernos provocan que la clientela no se renueve», explicó Jesús Serrano.
La recaudación sobre la tasa del juego deja clara la tendencia de las salas de bingo, que arrastra negativamente a la recaudación global de la Consejería de Hacienda: en cinco años (2004-2009) ha descendido cerca de un 30%, y la tendencia de este año no es precisamente a la alta: hasta julio se recaudaron 10,9 millones, lo que, de seguir así en el segundo trimestre, podría provocar una caída aún mayor.
Cabe mencionar que en los últimos 11 años ya han cerrado cinco salas de bingo, puesto que han pasado de 26 en 1999 a 21 en 2004, número que se mantiene en la actualidad. Sin embargo, el momento en el que más salas había no fue en el que más cartones se vendieron, puesto que los mejores años, con una cantidad que osciló entre 183 millones y 187, había 21 ó 22 salas abiertas, es decir, igual que actualmente. Pero, en los de la crisis económica, es decir, a partir de 2007, los jugadores pasaron de utilizar 174,2 millones de cartones a 134,7 en 2009: en sólo dos años, los bingos expendieron casi un 24% menos de cartones, que asciende al «40% en los últimos cuatro o cinco años».
En plena bajada de la cuesta camina la recaudación de la tasa sobre el juego en general, que en los últimos tres años ha experimentado una notable caída en Castilla y León: de los 98,5 millones de ingresos de 2007 a los 92 de 2009. Datos que empeoran si se tienen en cuenta los datos nada alentadores del primer semestre de 2010: hasta julio, la Consejería de Hacienda recaudó 43,5 millones que, siguiendo la lógica proporcional, ascendería a 87, 11 millones menos que en 2009.
Aunque es cierto que existe «algún matiz» que hacer este año, también viene dado, al igual que el decrecimiento de la recaudación, por la difícil situación económica. Según Del Olmo, «se concedió un aplazamiento de pago de impuestos, se modificó el orden y se dio la posibilidad de hacerlo más adelante», aunque, añadie, «es una posibilidad a la que los empresarios del juego pueden acogerse o no». No obstante, la situación de las salas es «ruinosa» según la Asociación de Salas de Juego de la Comunidad.
Al parecer, el único aspecto que resiste en el sector del juego son las máquinas ‘tragaperras’, que en los últimos 11 años han aumentado su censo en casi 1.400, pasando de 16.098 a 17.478. En este caso, la recaudación de la Comunidad Autónoma no ha dejado de crecer en todos esos años, ya que de 52,6 millones ha pasado a 64.
«Hay muchas diferencias entre las máquinas y el bingo. Éstas no necesitan una plantilla grande, están en un metro cuadrado y por 20 céntimos puedes jugar una partida», sentenció Serrano.
Fuente: elmundo.es

 

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