Los bingos ahogados por los impuestos

Los premios de los bingos españoles han perdido atractivo porque la crisis y la presión tributaria impiden a las salas elevar su cuantía. El sector se encuentra en una encrucijada y exige cambios. El enemigo que amenaza a este popular juego de azar, cuyo origen se remonta al siglo XVI, no es la crisis económica, sino los impuestos, que están ahogando a pequeños y medianos establecimientos, obligados a pagar una tasa de entre el 18% y el 25%, según la Comunidad Autónoma.

La cuestión no es baladí, ya que en el bombo de los bingos se jugaron, en 2008, 3.374 millones de euros (un 7,82% menos que en el ejercicio anterior) y es un sector que da empleo a unas 12.500 personas en España, distribuidas en 424 salas. Aunque la crisis económica también ha pasado factura y ha recortado el negocio en un 25%, el principal problema es la Administración Tributaria porque pagamos una tasa de impuestos que no tiene nada que ver con la que abonan otros subsectores del juego, advierte Juan José Sánchez Colilla, gerente de la Confederación Española de Organizaciones de Empresarios del Juego del Bingo (CEJ). Por ejemplo, los casinos pagan en función de la cantidad que ganan, pero la cifra nunca supera el 20%; las máquinas, un 13%; mientras que Loterías y Apuestas del Estado (LAE) o la Once no pagan nada, explica Sánchez Colilla.

Es precisamente esta disparidad de tasas lo que ha provocado que el sector rompa sus cartones: No podemos ofrecer al cliente el premio que queremos porque se lo lleva Hacienda.

Para entender mejor la situación, el gerente de CEJ recurre a un ejemplo. En el caso de una sala de bingo pequeña, con unos ingresos brutos anuales de unos cuatro millones de euros, más del 60% se distribuye en premios y un 20% en impuestos, por lo que al final el negocio para el pequeño empresario es sólo del 15% aproximadamente. Según detalla Sánchez Colilla, los bingos deben comprar por adelantado los cartones que luego ofrecen a sus clientes, lo que supone que un 20% de los ingresos de los establecimientos se los lleve Hacienda antes incluso de que se genere el negocio.

La presión fiscal a la que se enfrentan las salas de bingo desde que en 1992 se aprobaran los primeros impuestos autonómicos se ha traducido en un goteo constante de cierres. Desde ese año, el número de establecimientos ha caído más de un 30%, pasando de 604 salas en 1992 a 419 en 2008, según los datos del Informe Anual del Juego en España en 2008, elaborado por el Ministerio del Interior.

En el caso del empleo, el número de puestos de trabajo ha pasado de 30.000 a los 12.500 actuales. Y la cifra podría continuar a la baja, ya que tal como denuncia Sánchez Colilla, si no bajan los impuestos, desaparecerá un 50% del sector del bingo. Si no han cerrado más establecimientos es porque sus propietarios están aguantando debido a que no pueden permitirse pagar indemnizaciones a personas que llevan muchos años empleadas.

El bingo representó un 10,45% del gasto en juegos en 2008, por detrás de las máquinas y otros como la Lotería Nacional, la Quiniela, etc. Por habitante y año, la cifra media ascendió a 73,11 euros, casi ocho euros menos que en 2007. Si se analiza la evolución desde 2004, la cantidad jugada en bingos ha descendido un 12,43% (se han jugado 400 millones menos). A nivel individual, la progresión también ha sido negativa. En 2008, los españoles se jugaron casi 15 euros menos de media en el bingo que en 2004. Del otro lado de la balanza, han incrementado su gasto en casinos, máquinas y en aquellos juegos englobados en Loterías y Apuestas del Estado.

Desde la UE, se ha instado al Gobierno español a modificar el régimen fiscal que aplica a las loterías

Respecto a la distribución territorial, Andalucía es la región con mayor número de salas de bingo (67), junto a la Comunidad Valenciana (66) y Madrid (61), mientras que en Melilla sólo hay un establecimiento de este juego.

Oasis
En lo relativo al bingo, el régimen fiscal español es un oasis en el desierto europeo. Según Eubingo, la Federación de Asociaciones Europeas del Bingo, el sector da empleo a 80.000 personas y supone el 0,06% del PIB de la UE. Sin embargo, la regulación y la fiscalidad no está armonizada. España tiene el tipo impositivo más alto sobre el volumen total de negocio, con una horquilla que va del 18,81% de La Rioja al 25% de Cataluña. Una tasa que contrasta con el 15% de Reino Unido, el 20% de Italia o el 22% de Irlanda, entre otros.

Desde el sector califican esta situación como injusta y absurda, y advierten que atenta contra las reglas de la libre competencia: ¿Por qué el propietario de un bingo debe pagar más en España que en Italia? ¿Y por qué motivo Hacienda beneficia más a quien tiene un casino?.

Para remediar el problema, la patronal del bingo en España emitió un documento el año pasado en el instaba a la Administración Pública a bajar los impuestos y retornar a nivel impositivo establecido en 1977, cuando se despenalizó el juego en España. Es decir, un 15% o, en ningún caso, una tasa superior al 20%. Así, se lograría aflojar la soga a las empresas del sector, lo que supondría elevar los premios disponibles y un aumento en la recaudación.

Desde el sector, sin embargo, no se muestran esperanzados. Al que puso un impuesto le cuesta mucho trabajo quitarlo y los políticos no miran por las empresas ni por los puestos de trabajo, afirman desde el CEJ. Y ello a pesar de que, desde Bruselas, se ha roto una lanza a su favor.

En 2009, un asesor del Tribunal de Justicia Europeo instó al Gobierno español a modificar el régimen fiscal que aplica a las loterías. Hace tres años, se promulgó una ley que sometía a todas las ganancias procedentes de las loterías al IRPF. La excepción eran las loterías gestionadas por LAE y las benéficas explotadas por la Once y Cruz Roja, que representan en conjunto un 40% de los ingresos totales del sector.

El sector estima que las empresas de apuestas online han dañado sus ventas en un 6%

Contrario a la idea defendida por el Ejecutivo de que la ley favorece la protección de los consumidores, la UE ha denunciado que estas exenciones alientan la participación de los consumidores en estas loterías, haciéndolas más atractivas que aquellos juegos, como el bingo, cuyos premios tributan.

En España, se devolvió a los jugadores en forma de premios hasta un 62,44% de media en 2008, ligeramente por debajo del año anterior, con un 62,73%. El resto, el gasto real efectivo (que se obtiene al restar a lo jugado aquellas cantidades que, en diferente proporción, son devueltas a los jugadores en forma de premios) fue del 37,5%. De este porcentaje, un 23,9% procede de la tasa fiscal y otros recargos autonómicos, y el 13,66% es el beneficio que obtienen las empresas que gestionan las salas.

Otra de las reivindicaciones del sector del bingo apunta directamente hacia las empresas de apuestas por Internet. Estiman que el daño de estos negocios en sus ventas asciende al 6% y advierten de su actúan en la ilegalidad. Por eso, la CEJ ha presentado una denuncia ante el Ministerio del Interior (que la ha derivado a comunidades autónomas y delegaciones territoriales) en la que exigen el cierre inmediato de las páginas de apuestas. ¿Por qué? La razón que esgrimen es que, al no existir una legislación que regule su actividad, no pagan impuestos, mientras que los bingos destinan a esta partida unos 900 millones anuales.

Una cuestión que deriva hacia el campo de la publicidad. Nuestra situación es de total desprotección. Hay una ley que prohibe a los bingos publicitar el juego de otra forma que no sea un rótulo en la fachada. Si nosotros no podemos, ¿por qué la Once sí puede anunciarse? ¿O por qué Bwin aparece en las camisetas del Real Madrid?, cuestiona Sánchez Colilla.

Respecto a los robos, la CEJ asegura que la policía está realizando una buena labor para evitar asaltos como el que tuvo lugar hace unos días en Madrid. Yo mismo tengo parte en dos salas de bingo y ambas sufrieron atracos; en una se llevaron 20.000 euros y, en la otra, 6.000 euros, pero se trata de una cuestión puntual y común a aquellos establecimientos, como las joyerías, donde hay dinero corriente, añade el gerente.

Cuatro focos de enfrentamiento
– La presión tributaria es el primer problema que aqueja al sector del bingo, que se siente discriminado frente a la Lotería Nacional y la Once, que no pagan impuestos.

– La crisis también se ha convertido en un dolor de cabeza extra para la industria, cuyo negocio se ha reducido en un 25% debido a la coyuntura económica.

– El sector del bingo ha denunciado ante el Ministerio del Interior a los juegos por Internet puesto que, en su opinión, actúan en la ilegalidad.

– Otro terreno de conflicto es la publicidad. La ley prohibe a los bingos publicitar el juego, que acusan a las empresas de apuestas online de incumplir esta restricción.

¿Dónde juegan más al bingo?
Madrid es la comunidad autónoma que concentró un mayor gasto en el juego del bingo, con 676,4 millones de euros en 2008 y por delante de Andalucía (474,9 millones), Cataluña (472,6 millones) y la Comunidad Valenciana (469,2 millones). A pesar de representar un 62% del gasto, ninguna de estas comunidades logró que la cifra se incrementase positivamente respecto a 2007.

En 2008, se jugó menos al bingo en todas las regiones españolas con tan sólo dos excepciones: Baleares (+7,2%) y Melilla (0,67%). No obstante, los líderes de la clasificación varían si se toma como referencia otra variable, el valor medio de las cantidades jugadas por habitante y año. Los ceutíes son los que más juegan al bingo, al que destina de media 252,10 euros, a gran distancia de los canarios, los segundos que más gastan, con 148 euros. Por contra, los manchegos (23,8 euros) y los gallegos (24,45 euros) son los menos aficionados.

Fuente: expansion.com

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